Viajar con niños puede ser algo que atemoriza a muchos padres, aún más cuando nuestros pequeños son bebés y los destinos internacionales. Como padres subestimamos  la capacidad de nuestros pequeños para adaptarse. Queremos compartirles nuestra experiencia de viaje con nuestros dos hijos, una bebé de 8 meses y un niño de 3 años.

Nuestro destino: Ciudad de México

Fecha: Julio

Estadía: 10 días

Tipo de alojamiento: Departamento

Viajeros: 4

Previo a nuestro viaje tuvimos diversas inquietudes entre si el destino elegido sería adecuado para nuestros viajeros, si la movilización iba a ser un problema, si viajábamos llevando el “carseat”, si debíamos llevar dos coches paraguas o uno doble o simplemente un cargador, si la alimentación… Finalmente, lo logramos.

Llegó el día, teníamos vuelo en la madrugada lo cual resultó muy conveniente porque nuestros pequeños cayeron en un profundo sueño. Nos decidimos por un coche doble, lo que facilitó  que uno llevara las maletas y otro el coche con nuestros bellos durmientes.

La primera preocupación era si en el control de seguridad despertarían a nuestros bebés, lo que no sucedió porque el personal de seguridad revisó el coche íntegramente sin despertarlos, habíamos pasado la primera prueba. Ya en la sala de espera pensábamos en la segunda pericia, cómo llevar a nuestros pequeños dormidos al interior del avión y consignar el “pequeño” coche en la puerta del avión. Para esto íbamos preparados de “stretch film” y una cinta adhesiva gruesa. Al llegar a la puerta los bajamos aún dormidos, dejamos el coche sin desarmar y explicando al personal del avión que “enseguida vuelvo” los colocamos en el asiento y a pesar del cuidado terminaron por despertarse. Cumpliendo lo prometido, sorteando la fila de pasajeros, regresé y desarmé el coche. Había practicado previamente como encajar ambas canastas en el menor espacio posible. Con el plástico y  el adhesivo aseguré todo el paquete y lo entregué al personal de carga.

Antes de iniciar el vuelo, colocamos gotas de “Otodine” en los oídos de los pequeños para así evitar las molestias ocasionadas por los cambios de presión. Adicionalmente, nuestra bebé lactó y así aseguramos que la presión en sus oídos se adaptara correctamente a los cambios. El ejercicio de la succión sería el equivalente a que un adulto masticara un chicle.

Llegamos a Ciudad de México a primeras horas de la mañana, yo salí primero del avión para armar el coche. Pasamos migración y luego a llevar la maletas. Llevábamos dos maletas grandes, una de mano y una mochila como pañalera. Usando el chip que compramos en el aeropuerto de Quito pudimos pedir un Uber que llegó en 5 minutos y nos llevó a nuestro alojamiento, un departamento ubicado cerca del centro. Ubicamos a nuestro hijo mayor con el cinturón y a nuestra bebé en su canasta del coche. Esta canasta permite ser asegurada con el cinturón de seguridad sin necesidad de una base.

El trayecto a esas horas de la mañana duró 15 minutos y llegamos a nuestro alojamiento ubicado en un segundo piso. No había ascensor lo que complicó el periplo de entrada y salida del apartamento debido a nuestro cargamento.  Sin embargo, la ubicación centralizada del lugar justificaba el esfuerzo porque desde allí podíamos desplazarnos caminando a muchos lugares.  Las zonas de la Roma, de la Condesa y el centro estaban próximas y permitían fácilmente transitar con nuestro coche doble. Cuando las distancias eran mayores usamos uber sin problema.

En casa desayunábamos tranquilos y ultimábamos detalles de las visitas programadas para ése día. Nuestra hija en su silla*papu esperaba tranquila mientras analizaba lo que quedaba de su comida esto nos permitía levantar la mesa y organizar la dotación del día. Estas labores las realizábamos junto a la mesa para no perder de vista a nuestra bebé y también cuidar a  nuestro hijo que corría de lado a lado. Fue importante escoger un alojamiento que no tuviera decoración excesiva para así evitar que, en las tantas carreras de un lado para el otro, nuestro hijo hiciera algún destrozo.

La dotación obligatoria para la exploración diaria consistía del coche doble, la pañalera y una bolsa grande de tela donde colocábamos snacks, bebidas, abrigos, cargador, la silla*papu y unas mantas. Todo lo colocábamos en la cesta inferior del coche.

Cuando nos desplazábamos en uber, aprovechábamos que el coche se plegaba lo suficiente para caber en la cajuela de los sedanes (uberX). La canasta de bebé la colocábamos en el asiento trasero. La bolsa de tela nos permitía retirar rápidamente nuestra dotación para no demorar la tarea de plegar el coche, además facilitaba el ascenso por las gradas al llegar a nuestro hogar temporal.

La ciudad de México tiene infinidad de atracciones para cada gusto, nosotros disfrutamos mucho con nuestros pequeños del Zoológico, el Parque de Chapultepec, el museo del  Papalote, Coyoacán, el parque de la Mexicana, además de las caminatas alrededor de la Ciudad donde descubrimos infinidad de parques y plazas.

Por las noches, luego de acostar a nuestros viajeros, preparábamos la comida que llevaríamos al día siguiente.  Cuando recorríamos la ciudad nos deteníamos a comer en el restaurante de nuestra elección sin analizarlo mucho, entre ellos La Casa de Toño, que resultó ser una buena opción por variedad y presupuesto. Ya en la mesa, lo primero era montar la silla*papu para nuestra hija y pedir que calentaran la comida que habíamos preparado para ella. A esta última petición el personal de todos los restaurantes fue muy abierto y amable. Para nuestro hijo mayor pudimos ordenar comida sin chile en todos los restaurantes. En muchas ocasiones, también ordenamos comida para nuestra bebé, así que todos disfrutamos de la gastronomía mexicana.

Las compras de alimentos no fueron problema por la cantidad de tiendas alrededor de la ciudad y las compras por internet. Superama nos permitió organizarnos para pedir las compras por la mañana y recibirlas por la noche. Los pañales tuvimos que ordenarlos por internet porque no logramos encontrar similares a los que utilizábamos en las tiendas aledañas.

El viaje de regreso fue similar al de ida así que no les aburro con esos detalles pero aprovecho para resaltar que Ciudad de México fue un destino excelente y haber llevado un coche doble, la silla*papu, haber escogido un departamento en lugar de hotel y haber preferido uber en lugar de rentar un auto, contribuyó para que este viaje haya sido muy placentero.